La rana saltarina, es alegre
y divertida, vive feliz en su charca. Todas las mañanas nada más salir el sol
se pone a croar. Croa y croa subiendo y bajando tonos, luego desayuna los
insectos que con su lengua atrapa aquí y allá, se mete en la charca, se da un
chapuzón y luego a tomar el sol y a charlar con su amiga la tortuga feliz. Ésta
sale temprano de su agujero en la tierra, y lentamente se va acercando a la
charca. Cuando llega es ya media mañana. Se coloca sobre una piedra, come hojas
tiernas casi sin moverse de su atalaya,
luego entra en el agua, y después a tomar el sol y a cotillear un poco.
Charlan sobre los nuevos
inquilinos que río arriba han llegado. Están un poco asustadas pues según dice
el sapo Papo, son grandes y peludos, tienen una cola larga y nada
maravillosamente. Todo el día están rio arriba, río abajo, salen a tierra, cortan pequeños árboles y los meten en el
río, están haciendo una presa o algo parecido, ¿también pueden hacer un puente?,
dice la tortuga feliz, La rana saltarina se queda pensando y dice: ¿para que
quieren un puente, si saben nadar? Ya contesta la tortuga feliz. Depronto aparece la culebrina llamada flauta
por todos sus amigos. Es delgadita, delgadita, pero muy ágil, tanto en tierra
como en el agua. ¿Sabéis? Hoy he hablado con los nuevos visitantes, son
castores, vienen desde muy lejos. Su río se ha secado, los hombres han cometido
tal barbaridad para hacerse casas y unos cuadrados de colores donde se bañan y
el agua no se va, también tienen jardines, pero no hay animales, nadie puede
vivir cerca de ellos, en cuanto descubren algún intruso echan unos productos y
te mueres. Por eso han venido hasta aquí.
En este lugar nunca pasará
eso dice el sapo Papo, saliendo de entre la hierba, pues nosotros tenemos al
tío Andrés, que nunca va a permitir una barbarie como esa.
La culebrina flauta habla de
nuevo. Nuestros nuevos vecinos nos han invitado a su gran charca, quieren que
vayamos mañana. ¿Son de fiar? Pregunta la rana saltarina. Sí dice el sapo Papo,
yo he estado allí, y el búho Marmo me ha dicho que no hay peligro, son buenos,
y además el hijo de la cierva Muqui, se cayó al río y estaba a punto de
ahogarse, cuando los castores padres, lo sacaron y lo llevaron hasta la orilla,
ante la mirada horrorizada de su madre que nada podía hacer por él.
Bueno pues iremos todos, la
tortuga feliz se puso un poco triste y dijo: Yo no podré ir, está muy lejos
para mi, y tardaría demasiado tiempo en llegar, estaban pensando en como poder
ayudar a su amiga, cuando llegó la liebre Margarita, y dijo: os he oído y yo
resolveré vuestro problema, vendré mañana, la ayudareis a subirse a mi lomo, tú
te agarrarás a él con tus patas y yo te llevaré hasta allí, ¿Sabéis, a mi
también me han invitado?.
Al día siguiente todos se
pusieron en marcha muy temprano, a eso de las nueve llegaron a la gran charca,
era enorme nunca habían visto tanta agua junta, y allí estaban todos los
animales del bosque reunidos.
El gran castor jefe llamado
Totó hablo: amigos tenemos que
proteger esta tierra, y defenderla, no debemos dejar entrar a ningún hombre,
pues ellos rompen las leyes de la madre naturaleza, nosotros seguimos su curso
natural, respetándola. Debemos de ayudar al tío Andrés, pues el si la defiende
y cree en ella, nos protege a nosotros velando para que todo vaya por cauces
naturales. Habló la gran águila y dijo: esta zona está protegida para que nunca
se pueda edificar aquí, el tío Andrés asi lo ha dispuesto, para que cuando él
falte esto siga protegido, ha dejado su legado a todos nosotros, y lo
disfrutaremos como siempre lo hemos hecho, desde los tiempos mas remotos de la
historia de la tierra.
Todos se pusieron muy
contentos, jugaron y rieron hasta el atardecer, después se fueron cada uno a su
casa. Esa noche los temores desaparecieron y durmieron a pata suelta, pues
ahora tenían la certeza, que jamás nadie les arrebataría su bosque.
Y colorin colorado este cuento se ha acabado
A.R.G.
A.R.G.
Este cuento le encataba a mi hija, se lo estuve contando casi hasta los siete años. al principio era myu cortito, poco a poco lo fui alargando hasta que se quedó en lo que es hoy.
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