Tú fuerte olor a pipa,
tú olor a brea,
tu mirada perdida,
tú mirada serena,
tus manos encallecidas.
Así eres tú marinero,
tus angustias y tus
miedos, quedan en una
playa cuando a la mar
te haces en tu barca.
Le temes, y a la vez le
amas, es un rival
poderoso, temible,
cruel, bello, también.
Pero te enfrentas a él
sin odio o rencor,
es una lucha desigual
que tú has logrado
ganar.
Es tú vida marinero,
ese mar.
Y sabes que de él no
te puedes alejar. A.R.G.
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